Entradas populares

sábado, 18 de julio de 2020

Un ser único e irrepetible

El otro día un amigo me dijo "sos re piola, me había olvidado que eras cristiana". Me quedé pensando en sus palabras por un minuto y le pregunté por qué decía eso. Me respondió que yo "no era como los otros católicos" porque me ría, decía malas palabras y no estaba a cada rato rezando.

Todo esto que había dicho quedó dando vueltas en mi mente y caí en cuenta de que mi amigo tenía en su cabeza un estereotipo de cómo es/debería ser un católico y ese estereotipo lo lleva a prejuzgar.

Todos somos o hemos sido víctimas en algún punto de estos prejuicios; algunas veces, por el solo hecho de admitir nuestra fe ante gente que no nos conoce hemos sido víctimas de burlas o señalamientos. Pero también, debemos tener en cuenta todas aquellas veces en las que fuimos nosotros quienes señalaron a alguien por su forma de vestirse o de hablar sin siquiera conocerle.

Si yo te digo que pienses en una persona que usa gorra, se viste con pantalones y camisetas deportivas y escucha cumbia, ¿qué tipo de persona es la que se te viene primero a la mente? Y si te digo que pienses en otra que se viste con camisa y usa lentes y que, por lo general, es callada, ¿de quién crees que se trate?

Y ahora, lo hagamos al revés: si yo te digo las palabras "hippie" y "amante del gym" ¿a qué características de personalidad lo asocias?

¿Pudiste darte cuenta del sistema de creencias que portamos? Estos son estereotipos, estereotipos de determinados grupos de personas que nos hacen creer que todas ellas son iguales, y nos llevan a prejuzgarlos, a formarnos conceptos sobre ellos en nuestras cabezas aún antes de conocerlos; y por estos llegamos a asumir que son de tal o cual forma. Asumimos que alguien vestido con sacos y camisas es seguro un gran empresario, y que alguien con gorra y deportivo seguro va a venir a asaltarnos, o que un chico que tiene rastas se droga o que uno que va al gimnasio seguro está re preocupado por su cuerpo y es un presumido, o alguien que va a la iglesia es un aburrido y se la pasa rezando y hablando de Dios.

Estos conceptos nos van poniendo barreras en la comunicación con el otro y es por eso que cuando nos acercamos a hablar con ellos vamos con una predisposición distinta, nos acercamos teniendo una cierta idea de esa persona y lo tratamos en base a eso que nos imaginamos. En ocasiones, nos pasa que tratamos de acercarnos a las personas con estos prejuicios y las tratamos diferente, diferente a como ellas quieren ser tratadas o a como las trataríamos si no nos dejamos llevar por ese prejuicio; y después de ese primer acercamiento nos llegamos a dar cuenta que la persona es totalmente diferente a como nos lo imaginábamos ¿no les pasó? A mí muchas veces, me caían mal personas únicamente del solo verlas, y después cuando me di el lujo de conocerlas me di cuenta que eran distintas a como yo lo había supuesto, y llegamos a hacernos grandes amigos.

Hoy en día la sociedad se deja llevar mucho por los estereotipos, sobre cómo supuestamente es o debe ser un católico, un hippie, una persona que va al gimnasio, una persona estudiosa, etc., no podemos librarnos tan fácilmente de estos estereotipos porque a estos los impone la sociedad, pero si podemos librarnos de lo que generan los mismos: los prejuicios. Es tan fácil como empezar a pensar que cada persona es un mundo, un ser único e irrepetible creado por Dios, con total amor y libertad de expresión, cada uno puede expresar su ser como mejor le parezca, así como optar por el modo/estilo de vida que quiere llevar, y eso no implica que nosotros, los demás, debamos juzgarlos, ¡al contrario! debemos celebrar la diferencia, celebrar que cada uno tiene algo distinto para aportar a este mundo, a esta ciudad, a esta, mí comunidad de palestra; y es muy probable que cuando lleguemos a conocer a esa persona nos demos cuenta de su gran valor, de su gran capacidad para ser líder, para motivar o para enseñar, o para acompañar, porque todos u cada uno de nosotros tenemos algo bueno para dar.

El Señor nos dice "amen al prójimo como a sí mismos" y "lo que le hacen al más pequeño de sus hermanos también me lo habrán hecho a mí", teniendo esto en mente nos animemos a tratar al otro como nos gustaría ser tratados a nosotros, a acercanos a las personas con las que nos cuesta un poco más por estos mismos estereotipos, y volviendo a pensar que en ese ser humano está Jesús.


¡Oh, bella chao!

-Agus Derbunovich-

No hay comentarios:

Publicar un comentario